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Edgardo Di Salvo: "Que haya caballos sueltos circulando por la ciudad es peligroso para todos"

Actualizado: 6 jul 2018

La salud de los caballos está en riesgo, y desde el Estado nadie brinda una solución. Es por esto que algunos, negados a pasar por alto este problema, deciden asociarse a alguna ONG para ayudar desde su lugar. Este es el caso de Edgardo Di Salvo, veterinario y miembro de la ONG No Mas TAS.




¿Cuántos caballos hay circulando en el país?

Es una gran pregunta, la realidad es que no hay censos oficiales, porque es mejor esconder la basura abajo de la alfombra. Ningún municipio se quiere hacer cargo de esto, aunque por supuesto que hay zonas peores que otras. Lo que sí se sabe, es que las ONG están desbordadas: hay 10 o 15 ONGs rescatistas en el país, pero hay miles y miles de caballos. Rescatan uno y mueren otros tres al lado. El que no está deshidratado está tuerto, o desnutrido, o tiene golpes por todos lados, o tiene quebrada una pata. Incluso tenemos muchas yeguas preñadas, que circulan igual. Las denuncias son cada vez más y nosotros no damos a basto. La tarea del rescatista va cambiando, por ahí en un fin de semana podemos rescatar 3 caballos y después por 5 días no rescatamos ningún otro. Es importante entender que rescatar un caballo no es sólo alejarlos del maltrato, sino que hay que curarlos, conlleva un seguimiento con profesionales, tienen que pasar por un proceso de readaptación al a nueva comida, a los nuevos tratos, y es muy lento.


¿En qué condiciones están los caballos cuando se rescatan? Que enfermedades presentan?

Las condiciones son pésimas, muchos mueren a los pocos días porque ya no hay nada que hacer. Están llenos de llagas y heridas, tienen traumatismos, porque los viven maltratando y golpeando. No los alimentan, los animales pasan varios días sin comer, y terminan ingiriendo basura, plástico, lo que se que encuentren a mano. Por eso cuando los encontramos están desnutridos y deshidratados. Algunos tienen cólicos obstructivos o gaseosos, que son una de las enfermedades más dolorosas, porque generalmente eso termina con la muerte del caballo, agonizando por horas. Otro problema es que ingieren agua de la calle, que está infectada con orina de rata, y por eso desarrollan Leptospirosis, que se puede contagiar a los humanos. No descansan nunca, o a veces están parados por horas, y tienen infosuras, que son inflamaciones en la zona del casco (pie), por la falta de circulación. Las enfermedades son interminables.


¿En qué zonas la problemática es más grave?

Los lugares más comprometidos son las grandes urbes. En Capital Federal por suerte está prohibido hace muchos años, y más o menos se cumple la normativa, aunque todavía en la zona sur se pueden ver algunos carros. Después, los alrededores de las ciudades, todo el conurbano es un cementerio de caballos. En las provincias, Rosario, Córdoba. En Salta también tenían un problema muy grande, pero ahora se está llevando adelante un proceso de reconversión. Desde el 2011 está la ordenanza, que nunca se cumplió, pero desde enero de este año se esta tomando más en serio y hay más control.


¿Qué consecuencias tiene esta práctica?

Más allá de la salud de los animales, que sin duda son los más perjudicados, es un delirio que haya caballos sueltos circulando por la ciudad, es peligroso para todos.

Además no sólo cargan cartones, también los hacen arrastrar escombros y chatarra, que pueden causar daños a las personas o los autos. Hay accidentes todos los días, hubo uno con un tren hace poco en Quilmes, que se llevó puesto a un potrillo. La gente que maneja el carro también sufre accidentes, hay muchos chicos que se han caído y lastimado gravemente. No se respetan los semáforos, barreras, avenidas, autopistas. Además, hay muchas mafias escondidas atrás del carro, el trabajo infantil no es un chiste y es moneda corriente.


¿Y qué solución se puede plantear?

El mayor problema hoy es la falta de control, el abandono del Estado, no sólo a los animales sino a las personas detrás. Los caballos son usados como fletes baratos, incluso hay intendentes que los contratan, o sea que los mismos municipios los promueven. Hay que reconvertir la actividad. Hay que insertar a todas esas personas que viven del carro en la economía real. En varios Municipios se han instalado una especie de motos que reemplazan al caballo, y que no solo permiten cargar mas peso, sino que son ecológicas y más seguras para todos. Cada gobernador debe ocuparse de que las legislaciones ya existentes se cumplan realmente, y donde no existan, que se sancionen regulaciones. La tracción a sangre es una práctica medieval, y tiene que terminarse de una vez.


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